domingo, octubre 29, 2006

Curioseando...


Curioseando por la red, a falta de inspiración para escribir algo decente, he dado con la siguiente página: SENTIMENTRÓMETRO
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miércoles, octubre 25, 2006

Paraje Alf- Kiki... ¿y si nos vamos a Roma?


-Kiki, me apetece mucho ir de viaje, ¿te apuntarías?
-Alfi, no me lo pensaría... viajar mola
-Iríamos a Roma... mmm Roma Romae...
-Ya me veo allí, pero sabes que yo primero necesito que me hagas el pronóstico itinerante del viaje.
-Eso te lo hago yo ahora mismito.
PRONÓSTICO ALFONSÍN
1-Mmmm... de todo un poco
2-Vestirnos de romano
3-Tocarle la rodilla al Moisés
4-Desvirgar a toda la guardia suiza (-Alfi.. ¿toda toda? - La virgen kiki- dónde, que la retratooo)
5-Desvirgar a todas las italianas que computen como señoras italianas, Chicholina y Rafaella incluidas (Alfi... vicioso eres hijo mio, ¿no tienes suficiente con la guardia suiza?- eso te lo dejo pa ti)
6-Portar una radio con el Cd de Rafaella Carrá
7-Hacer camisetas con la cara de la Carrá por delante y la de Bene XVI por detrás
8-Hacernos amigos de Paloma Gomez Borrero
9-Foto montaje de Alfi mamando de la Loba Capitolina, como hermano bastardo de Rómulo y Remo.
10-(Kiki, esta es un desafío destinado a ti...) Tocarle un cojón marmóleo besable y palpable a los Davices. (Alfi... sólo si te comprometes a tocarle una teta a la Venus de Milo cuando visitemos en otra el Louvre)
11- (Me comprometo ,pero ya que andamos cojonudos...) Tocarle los respectivos molondrocos al Laocoonte y su prole.. siempre y cuando sean cogibles
12-Y a los del torso del Belvedere...
13- (Alfi.. ¿recuerdas aquel sátiro adormecido conocido como Fauno Barberini?- Si Kiki... pos esos son más... en fin) Fauno Barberini (espero encontrar alguna copia en Roma, ese está en Munich- ups, qué faena...)
14-Cogerle a Dafne el laurel
15- Ir antes a una agencia de viajes
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viernes, octubre 20, 2006

EFEMÉRIDES DEL DIA 20 OCTUBRE

Hace tiempo, tal día como hoy ocurría...

-1548 El capitán Alonso de Mendoza funda la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, actual capital de Bolivia.
-1820 España y Estados Unidos de Norteamérica celebran un tratado por el que el territorio mexicano de La Florida pasa a pertenecer al país del norte.
-1854 Nace el poeta francés del movimiento simbolista, Arthur Rimbaud.
-1883 Tratado de Ancón (Perú), que pone fin a la guerra del Pacífico, de Chile contra Perú y Bolivia.
-1918 Fin de la Primera Guerra Mundial. Alemania aceptó los términos del presidente de Estados Unidos, Wilson para terminar este episodio sangriento.
-1944 II Guerra mundial. Conquista de Aquisgrán (Alemania) por los estadounidenses.
-1950 Guerra de Corea. Los comunistas evacuan Pyongyang, capital del Norte.
-1964 Muere Herbert Hoover. Presidente de Estados Unidos entre los años 1929 y 1933.
-1968 Boda de Jacqueline Kennedy con Aristóteles Onassis.
-1975 Empieza la "Marcha verde" de miles de marroquíes sobre el Sahara Occidental.1978 Tiene lugar el acto fundacional del partido nacionalista vasco Herri Batasuna (HB), colaboradores y brazo político de la banda de asesinos de ETA.
-1982 El poeta español Luis Rosales, Premio Cervantes de Literatura.1988 Un ciclón azota Bangladesh y causa 400 muertos y 20.000 damnificados.
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domingo, octubre 15, 2006

Una triste historia


¿Alguien conoce la historia de Emilio? Un hombre desgraciado, muy desgraciado cuya monótona vida no tenía sentido y pese a todo insistía en continuar para poder vivir un día interesante.
Ya desde muy pequeño, tanto como un garbancito, gozaba de la indiferencia de sus progenitores... aunque no era un desdén propiamente dicho, tan sólo ignoraban que nuestro prota andaba ya pululando por allí.
Pero lo que más le disgustó fue cuando notó suspirar a la madre en el que estaba metido. Sabía que los lamentos eran por su culpa, notaba que era un indeseado y por supuesto, detectaba que querían deshacerse de él. Pero luchó, aún tenía el vaso de la paciencia bien colmadito y mientras que duró el tiempo de gestación se portó bien. Ni una patada, ni un movimiento, el pobre, cuando completó los nueve meses ni siquiera se atrevía a salir por no molestar ni ocasionar algo que hiciera a su procreadora desesperar y dejarlo abandonado en un rincón.
Al ver la luz supo que su madre aún estaba allí, y que lo cogía... y que lloraba, aunque dudaba si era del dolor provocado (cosa imposible porque el parto fue provocado e indoloro) o de emoción al ver a tan dulce cosita.
El primer chaparronazo fue cuando, tras la auscultación de rigor y lavado, lo dejaron en el nido junto a otros bebés.
Ninguno le dio la bienvenida, ni siquiera los más veteranos. Algunos eran recientes como él, otros llevaban unos días y no dejaban de llorar para pedir comida. Nuestro niño era tan bueno que aunque tuviese hambre no movía ni un dedo. Pero se sentía solo, sin su madre, sin una figura materna que le diera alguna muestra de cariño. Bueno, podríamos decir que la enfermera que se encargaba del turno de tarde no computa como ente despendedor de cariño porque al fin y al cabo es ese su trabajo, cuidar de los bebés durante su jornada laboral a cambio de un sueldo decente. No obstante ella trataba a todos por igual y por supuesto con mucha delicadeza, pero claro, eran muchas criaturas y es imposible dedicarse más a una.
La primera visita a la cama materna le resultó casi invisible. A nuestro niño se le hincharon los ojos y no los podía abrir, imposible ver a su mamá, aunque era aún pronto para ver a tan temprana edad. Se conformaba con sentirla y oír los latidos de su corazón mientras le daba el biberón. No pecho, así dijo la madre. Se negó a dar de mamar, una gran muestra de rechazo que encajó filosóficamente el angelito.
Al llegar a casa todo normal, familiares, amigos y vecinos iban a verle por la novedad, pero se pasó pronto porque enseguida le vino otro hermanito y ese sí que nació con una buena barra de pan bajo el brazo. El papá era otro distinto al suyo, del que nunca supo nada, un hombre muy atractivo y bastante alto que nunca estaba en casa.
Su infancia discurría tranquila, a la sombra de su hermano, pero en absoluto estaba desatendido. La frustración del protagonista de nuestra historia no es por tener especialmente una infancia terrible. En absoluto, él junto con su hermano tuvieron amigos, iban al cole y hacían cosas propias de niños, aunque siempre ejerciendo un poco de secundario cediendo el protagonismo a su carismático hermano; personaje al que admiraba sin recelo y al que quería como a nadie en el mundo.
Hasta bien cumplidos los dieciocho no volvió a tener un grave golpe en su corta vida. La marcha de su hermano a la universidad le afectó enormemente. Ahora sí que estoy solo, se repetía continuamente. ¿qué puedo hacer? Durante los meses de otoño e invierno, justo antes de las vacaciones de navidad, Emilio, tras salir del instituto (le iba peor que a su hermano con los estudios como se puede comprobar) a fin de salir de la monótona soledad en la que estaba envuelto, iba a la biblioteca. Pero no precisamente a leer, los libros le gustaban poco, sino a por otra cosa. Tenía una extraña afición... coleccionaba resguardos de pedidos y los ordenaba por fechas y año de edición.
En lo que llevaba de año había sacado más de trescientos libros y devueltos en su fecha correspondiente.
De adulto Emilio empezaba a extrañarse de su soledad, y era normal, su hermano se había casado y esperaba un hijo, y su madre le repetía constantemente que tratase de hacer vida social, que no era bueno pasar tanto tiempo solo rodeado de absurdas manías. Fue entonces cuando tomó conciencia de su situación. Una tarde oscura de lluvia otoñal Emilio se encerró en su cuarto y tomó un álbum de fotos. Ellas le ayudaron a dar un repaso de lo que hasta ese momento había sido su vida y lo único que veía era un bebé, niño, adolescente,..., tímido y aislado.
Recordaba su niñez, los amigos del colegio...
De pronto se acordó de Bárbara. No sabía exactamente qué podría haber sido de ella, la cuestión es que en una de las fotos, concretamente en las que estaba malo en la cama de un hospital, aparecía ella postrada en la cama de al lado. A Emilio ese episodio de su vida le ocasionó tal trauma que lo borró de su mente sin percatarse de lo que había arrastrado al olvido. Su compañera de enfermedad Bárbara había ingresado un par de días antes. Su patología era no menos grave que la de su futuro compañero de habitación. Ambos sufrieron de una apendicitis complicada que casi les cuesta la vida. Tuvieron que estar en el hospital unas tres semanas. Cuando Emilio ingresó, recién salido de la sala post operatoria, Bárbara lo esperaba ilusionada. Llevaba sola en esa habitación dos días y echaba en falta niños de su edad.
La enfermera había preparado la cama en la que Emilio iba a permanecer todo el tiempo que durase su recuperación ante la mirada entusiasmada de Bárbara.
¿Quién viene?- Le preguntó curiosa-
Un chico al que le han hecho lo mismo que te harán a ti- Le respondió amablemente- Creo que es de tu edad.
Bárbara calló, mientras la enfermera seguía preparando los goteros y lo preciso para la instalación del chico.
¿Querrá ser mi amigo?
No lo sé cielo, espero que sí y que los dos paséis estos días lo mejor posible.
La enfermera le bajó la persiana y Bárbara de dio media vuelta, cerró los ojos y haciendo el intento de dormir, permaneció pensativa imaginando cómo podría ser el encuentro.
Al fin decidieron el traslado de Emilio, el cual estaba aún con las consecuencias de la anestesia y no se daba cuenta de lo que acontecía a su alrededor.
Al llegar a la habitación Bárbara se levantó de un salto, aún no había sido operada y pese a sus dolores abdominales apaciguados por el efectivo calmante, tenía fuerzas para esperarle junto a la cama. Pero le fue imposible hacer nada, el celador que lo trasladó cerró la cortina que había entre cama y cama y con voz baja la mandó a callar para que Emilio descansara.
Un día después le tocó a Bárbara entrar en quirófano, la alta fiebre comenzó a bajar y ya estaba preparada para ser operada. No había hablado aún con Emilio y no tenía muchas esperanzas en hacerlo algún día. Estaba convencida de que moriría en la mesa de operaciones.
Tras la operación y la posterior subida a planta Bárbara y Emilio al fin se conocieron. Fue un encuentro algo accidental, pues como no era de esperar, Emilio casi siempre estaba solo en aquella habitación y tenía que apañárselas para hacer algunas cosas que requerían salir de la cama.
En una de esas salidas, tras despertarse de una larga siesta, Emilio tropezó con la cama donde se hallaba postrada Bárbara y de repente se produjo el encuentro.
Desde ese momento no se separaron, iban juntos al pasillo a dar unos pasos, esperaban juntos la hora de la merienda, e incluso compartían las visitas. Fue durante una de ellas donde fueron retratados en una foto.
Bárbara durante esas semanas que pasó con Emilio comenzaba a olvidar su obsesión por la muerte. Su salud había mejorado incluso antes de lo esperado y por consiguiente su alta del hospital.
Jamás volvió a saber de ella, sólo un par de días tras su marcha, el tío abuelo de Bárbara, sacerdote aficionado a la fotografía, fue a visitar al chico y de paso a darle una copia de esa foto que se hicieron juntos, foto que le movió al recuerdo y a la nostalgia de esa época de su vida.
Emilio tuvo sus recaídas y por ese motivo le enviaron al psicólogo dentro del mismo hospital. Pudo olvidar a Bárbara, hasta este momento en su habitación.
-¿Qué será de Bárbara?- se preguntaba una y otra vez
Pero todas esas preguntas eran inútiles de responder porque no se dieron direcciones, ni teléfonos ni nada que le permitiera salir a su encuentro.
Sólo se le ocurrió volver al hospital donde fueron intervenidos y dar con alguien que le permitiera echar un vistazo a los historiales archivados de años atrás.
Era un gran paso para Emilio, ya tenía algo en lo que pensar, algo en el que depositar todas sus ilusiones. Su cometido era dar con el paradero de Bárbara y de inmediato se puso manos a la obra.
Esperó a la mañana siguiente para iniciar su incursión al hospital y ejercer de investigador. Amaneció soleado, incluso con algo de calor, así que Emilio prescindió del paraguas y del chubasquero a cambio de un lápiz y una libreta en la que anotar la información recibida.
Dirigiéndose a la parada del autobús esperó pacientemente, no obstante en el último momento vaciló en subir o no, y decidió no hacerlo e ir paseando pensando en qué decir en el caso de dar con su paradero.
El camino al hospital apenas se le hizo largo, no estaba demasiado lejos, pero tampoco demasiado cerca. Una vez allí se aproximó a la ventanilla de información. Cara al público estaba una chica de mediana edad ataviada con una gran moño y con las cejas pintadas de negro azabache, al igual que su melena. Emilio se sorprendió al verla, pues no estaba muy acostumbrado a ver mujeres tan maquilladas y emperifolladas atendiendo a pacientes en un hospital.
La puerta de personal estaba cerrada por lo que no le quedó más remedio que esperar un poco. Pero ese poco se le hacía eterno con lo que decidió tocar con los nudillos. Primero un par de golpes tímidos que le fueron en vano. Inmediatamente acercó su oreja a la puerta y notó ruido, así que sin pensarlo dos veces decidió abrir la puerta.
Un joven tras una gran mesa de metal escribía incesantemente en un teclado de ordenador mientras otro un poco más veterano que colocaba carpetas en altos armarios siguiendo un orden alfabético. -Es aquí sin duda.
-¿Podrían ayudarme a rescatar una información? Preguntó sin saber a quién dirigirse.
-¿De qué se trata? Contestó el joven
-Necesito saber el paradero de una persona que ingresó aquí hará como unos veinte años.
-Podremos ayudarle, pero no le aseguramos que estén aquí los historiales de esa fecha. Hace poco se hizo un traslado a otro hospital y algunos historiales fueron eliminados.
-¿Eliminados? ¿cómo es posible que se eliminen? Por lo menos estarán informatizados, ¿o no?
-Se eliminan los de aquellos pacientes que hayan fallecido, en su lugar se archivan las partidas de defunción. A ver, dígame cómo se llama la persona a la que busca.
-Pues sé que se llama Bárbara.
-Necesito su apellido, algo que se diferencie, puede haber en 20 años como doscientas Bárbaras. Al menos dígame cual fue el motivo del ingreso.
Hizo todo lo que estaba en su mano, pero no dieron con su historial médico.
Bárbara falleció cinco años después de haber pasado los días más maravillosos de su vida. Se había suicidado.
... Este es mi destino... cruel destino
Pero seguiré viviendo.
Emilio se dirigió de nuevo a su habitación, se recostó en su cama y cayó dormido.
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Pa los musikeros

Eso sí que es empezar prematuramente en el mundo del Rock.
Os paso el enlace.... pero desde luego hay más...

http://www.youtube.com/watch?v=TviTCFAGr6w
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domingo, octubre 01, 2006

Qué cosas se ven por ahí...

... Pues sí que está la cosa rara rara, y no es porque yo me queje personalmente, pero es así. La cosa está tan rara que incluso cuando navegas por la red un domingo por la mañana y das con esto
"Si lee usted esto, por favor, ayúdeme.Estoy encerrado en el 9 piso de la calle Rubén Darío, número 16.Llevo varios días sin poder salir de mi casa porque la puerta no se abre.Por favor, ayúdeme a salir de esta situación."

Te entran ganas de continuar leyendo preocupado por aquella persona desesperada que lo haya escrito. Bueno, preocupado o movido por la curiosidad. En este caso a mi me picó la curiosidad... y pinché en la siguiente página para ver cómo se resolvía el asunto...

"Por favor, si no ha leído el anterior mensaje, le pido que me ayude. Estoy encerrado en mi casa, que está en el noveno piso de la calle Rubén Darío, número 16. Llevó sin salir de aquí varios días, mi puerta parece atrancada. He gritado para ver si algún vecino me escuchaba, pero ha sido imposible. Supongo que, al ser agosto, se habrán ido todos de vacaciones.
Mi situación es desesperada. No sé cuánto me durará la comida.
Mi única forma para contactar con el exterior es ésta conexión de internet. No tengo teléfono, lo quité hace unos meses porque no lo utilizaba. Ya hace tiempo que nadie me llamaba y no tenía sentido tenerlo. Por eso pedí una línea de alta capacidad para internet y quité el teléfono. Es que nunca sonaba y no tenía sentido. Mi profesión es la de diseñador informático y sólo utilizo la línea para conectarme a Internet.
Por cierto, me llamo Pedro Martínez Sanmiguel. Tengo 35 años y nací en Madrid. Llevo varios meses saliendo muy poco de casa debido a mi profesión, que me exige permanecer largas horas delante del ordenador. La última vez que salí de aquí, antes de que despidieran de mi trabajo, fue para comprar un regalo para mi novia. Fue hace unos días, pero ahora no puedo salir.
No puedo gritar por las ventanas, al ser un piso interior sólo tengo una y hace tiempo la mande taponar con maderos para que no entrara la luz al interior. Me resultaba muy desagradable porque la luz eléctrica me vale para todo y la del exterior caía justo encima del ordenador. Era bastante molesto al trabajar y tenía miedo de que me estropease la pantalla.
He decidido seguir con estas páginas web y utilizarlas como diario.De pequeño tenía uno de papel, pero me cansaba tener que utilizar la pluma para contar mi vida La mayoría de los días mi vida era tan gris que no merecía el esfuerzo de escribirla.
Hasta que alguien me rescate seguiré escribiendo diversas páginas para tener algo que hacer. Hoy comienzo a numerarlas por días y a enlazarlas entre ellas. Así podré utilizarlas como diario y, si no salgo de esta, que me lean.
Me aburro y tengo miedo que el no hacer nada durante el día produzca en mí algún tipo de locura."

Después de leer esto, seguí avanzando y...

Sin palabras

... menuda manera más efectiva de comenzar a escribir un blog

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pasa el puntero del ratón por encima, le encanta jugar con él