miércoles, octubre 24, 2007

Homenaje a Jeanette... tantos recuerdos de la infancia ahora comprendidos

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Hoy en mi ventana brilla el sol
y el corazón
se pone triste contemplando la ciudad
porque te vas
Como cada noche desperté
pensando en tí
y en mi reloj todas las horas vi pasar
porque te vas

Todas las promesas de mi amor se irán contigo
me olvidarás
me olvidarás
Junto a la estación yo lloraré igual que un niño
porque te vas
porque te vas

Bajo la penumbra de un farol
se dormirán
todas las cosas que quedaron por decir
se dormirán
Junto a las manillas de un reloj
esperarán
todas las horas que quedaron por vivir
esperarán

Todas las promesas de mi amor se irán contigo
me olvidarás
me olvidarás
Junto a la estación yo lloraré igual que un niño
porque te vas
porque te vas
porque te vas
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lunes, octubre 08, 2007

El volumen apropiado

No se trata de un ensayo sobre la moda...
Ni de un estudio de física...
Lo que viene a enunciar este título es la exposición escultórica organizada por Ibercaja en Jerez y que clausurará el próximo 21 de Octubre.
En la sala de exposiciones de Pescadería Vieja, casi chocando con los 2 deditos, se expondrá hasta dicha fecha una serie de esculturas y bocetos cuyo principal fin es indagar en los estudios volumétricos y su posible evolución hacia formas cada vez más simples... más abstractas... partiendo, por supuesto, del clasicismo tan patente en la historia de la escultura.
Pablo Gargallo, Ramón Ancín, Honorio García Condoy y Pablo Serrano serán los protagonistas en la sala.
Pablo Gargallo "Homenaje a Chagall"


Ramón Acín "Monumento a las pajaritas"


Pablo Serrano "Unidades- Yunta"


Honorio García Condoy "Mujer tumbada"
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viernes, octubre 05, 2007

Hubo una vez un mar...

... Un mar donde hace tiempo formaba parte de la pintoresca estampa de un bonito paraiso...
...Lugar que vio nacer a la última sirena.


Aún hoy se puede ver aquella solitaria roca cercada por un senderito de rojo coral que llega hasta la boca de una pequeña cueva semienterrada por las revoltosas aguas de resaca.
Al bajar la marea todo el que entra queda maravillado al contemplar el mágico y fascinante espectáculo visual que ofrece el descomunal brillo de sus estalactitas, las cuales parecen confundirse con el brillo de un diamante.

Con el paso de los años, este lugar era frecuentado por singulares personajes, bien pescadores perdidos, como cazadores de personajes fantásticos o buscadores de tesoros. Su presencia se advertía desde la otra orilla, cuando al encencder un fuego el humo se enredaba con el azul del cielo.

En esa misma playa, años atrás, antes de que los papis y las mamis viajaran en coche, existía una civilización un tanto peculiar. Sus habitantes eran tan increíbles que haría falta hacer hablar al único testigo que convivió con ellos: una palmera cabizbaja que mira perennemente el vasto océano.


La salida del refugio ha sido algo movidita, como para no ponérsele a uno la piel de gallina... pero es que.... si en el mar sólo hay algas...
¿qué hace ese arbusto adornando la parcela de Mariana?
Son cosas inexplicables que pasan en esta vida submarina, casi tan raras como un coco blandito cayendo sobre la cabeza de un jabalí con alas.
Tan inexplicables hasta el punto de afirmar que nuestros protagonistas no usan zapatos, sino que en su lugar calzan finas lascas de conchas amarillas.
En este ambiente y haciendo burbujas Mariana jugaba feliz con su amiga-pez Mari Paz, que no era más que una joven tiburona a la que sólo le gustaba comer mosquitos.
Juntas hacían de todo, desde yoga hasta hacer carreras con un flotador.
Lo peor que llevaba Mari Paz la tiburona era el asco que le producía el pelo de su amiga Mariana. Le daba igual que fuera una princesa, como si se tratara de una famosa presentadora. El caso es que cada vez que uno de sus largos y dorados cabellos le rozaba, salía pitando hasta esconderse tras una piedra.
Parece ser que de bebé tuvo un trauma que le marcó para el resto de su acuática vida. Su mami, calva por naturaleza le abandonó en la guardería engañándola con estas palabras: " Chiquitina, yo te quiero mucho.... volveré cuando acabe el día mi amor" aún cree la pobre que ese día no acabó. Se decía que fue a la orilla en busca de pelo o de cualquier filamento fibroso para hacer pelucas.

-¡Mariana! vámonos ya de aquí. Otra vez viene esa asquerosa mancha de petróleo- Gritaba Mari Paz a su curiosa amiga.
-Espera sólo un momentito, ya estamos cerquita de la orilla... sólo quiero ver un poco. Mira, ahí hay flotando una piña, entretente un poco con ella mientras me acerco un poquitín más.
Mari Paz sabía que lo que hacían no estaba nada bien, su amiga era la última sirena que quedaba en esas aguas y como se acercara más a la orilla le ocurriría lo mismo que al resto de sus semejantes, dejar de ser sirena para convertirse en una coqueta mujer.
A Mariana eso de la coquetería le aumentaba cuanto más interés ponía en saber de la vida de los humanos. Ya estaba muy cerca, tanto que podía contemplar las toallas en la arena y personas con luces brillantes producto de los reflejos que el sol provocaba en los metales que adornaban sus bronceados cuerpos tumbados sobre ellas.
Pero lo que más le llamaba la atención a Mariana eran las sombrillas... su particular forma le recordaba a una medusa. Tanto, que incluso llegó a pensar que eran auténticas medusas paralizadas al servicio de los terrestres.

-Mariana, tengo frío... ¿nos vamos?- Insistía la tiburona.
-Espero un poco- le respondía su amiga resoplando
-Mariana, tengo calor... ¿nos vamos?- volvió a insistir.
La pobre ya no sabía qué decir para convencerla, pero ni caso. Mariana seguía con su vigilancia debatiéndose entre segur su vida entre aguas cristalinas o provocar un extraño descubrimiento a los ojos de aquellos seres bípedos.

-Mariana, si te descubren te meterán en una de esas bolsas de basura y te harán cosas malas, lo mismo que hicieron con mi madre.- Y es que la tiburona tenía toda la razón, su madre, una vez pudo lucir hermosa cabellera fue capturada por un grupo de terrestres y tuvo un mal parar.
-Sólo un poco más Mari Paz... Mira qué bikini tan bonito. Ojalá pudiera lucir uno de esos- Decía entre suspiro y suspiro nuestra curiosa sirenita.
-Tú estás guapa así como estás, no te falta ni una flor en ese asqueroso pelo. ¿Para qué quieres ahora un bañador?- Replicaba su amiga.
-Querida Mari Paz, este mar es un desierto, le falta color, alegría, glamour...

Esas palabras hacían a Mari Paz recordar a su madre... maldita tiburona loca, ¿para qué querer pelo y abandonar a su hija para obtenerlo? Solita y tirada como una colilla...
-Mariana, no te dejaré marchar nunca ¿me oyes? así que nos vamos ya. El agua empieza a ponerse cada vez más turbia y nos costará más volver a casa.


.............. continuará
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