Rinoceronte de Durero.... Madrid- Thyssem- 2007

Pero de dónde sale tan raro ejemplar
Que en esta exposición se puede contemplar
Una especie de animal
Bien salido de lo normal.
Pero es que no es habitual
Esta insigne historia oír relatar
Sobre un rinoceronte descomunal
Que tan gran impacto causó en la sociedad
Pues de la India fue enviado
A D. Alfonso de Alburquerque
Sin motor y sin remolque
Este bonito rinoceronte
Tal presente le hizo pensar
En su soberano de Portugal
A quien con ánimos de halagar
En un barco lo hizo flotar
Y con destino hacia Lisboa
Sometieron a la bestia a pasar
Unos ciento veinte días
De amarga e interminable travesía
Una vez llegado a puerto
En una “casa de fieras” lo alojarían de momento
Junto a manadas de elefante
Era el animal más elegante
¡Tanto Plinio... Don Manuel
no le sienta del todo bien!
Mejor novela de amoríos
Y se deja usted de tanto lío
Para salvarse de sus pecados
A la bestia lo envía al papado
Y de nuevo ataviado y bien lucido
Lo embarcan encadenado
Desde Portugal hasta Roma
Vía Tajo discurrió
Bien podía ser un buen atajo
Pero el barquito se hundió
¡Pobre Rinoceronte!
¡Que angustioso final!
Aun más cuando al ser hallado su cadáver
Lo mandaron despellejar
Para ser relleno de paja
Que en esta exposición se puede contemplar
Una especie de animal
Bien salido de lo normal.
Pero es que no es habitual
Esta insigne historia oír relatar
Sobre un rinoceronte descomunal
Que tan gran impacto causó en la sociedad
Pues de la India fue enviado
A D. Alfonso de Alburquerque
Sin motor y sin remolque
Este bonito rinoceronte
Tal presente le hizo pensar
En su soberano de Portugal
A quien con ánimos de halagar
En un barco lo hizo flotar
Y con destino hacia Lisboa
Sometieron a la bestia a pasar
Unos ciento veinte días
De amarga e interminable travesía
Una vez llegado a puerto
En una “casa de fieras” lo alojarían de momento
Junto a manadas de elefante
Era el animal más elegante
¡Tanto Plinio... Don Manuel
no le sienta del todo bien!
Mejor novela de amoríos
Y se deja usted de tanto lío
Para salvarse de sus pecados
A la bestia lo envía al papado
Y de nuevo ataviado y bien lucido
Lo embarcan encadenado
Desde Portugal hasta Roma
Vía Tajo discurrió
Bien podía ser un buen atajo
Pero el barquito se hundió
¡Pobre Rinoceronte!
¡Que angustioso final!
Aun más cuando al ser hallado su cadáver
Lo mandaron despellejar
Para ser relleno de paja
Y a curiosos saciar