miércoles, abril 05, 2006

Alfi


De todas las personas con las que he compartido hogar durante mis años de estudio universitario existe una con la que he estado más unida. No es que sea precisamente mi alma gemela, ni mi amigo del alma. Éramos ante todo compañeros, y pese a nuestros más y nuestros menos, se merece que sea recordado. Porque con él he vivido las anécdotas más extrañas de mi vida. Va por ti Alfi de mis entretelas.
Recuerdo ese día, casi por semana santa, estábamos en la misma clase, nos conocíamos de vista, pero nunca tuvimos interés de conocernos más. Sólo hubo unas palabras, la vez que Santi quiso que me tragara todas las presentaciones de pasos en las iglesias de Sevilla. Y no es que sea el anticristo, ni mucho menos, pero a mí eso me da yuyu y no me atrae en absoluto. No como a ti, que sé que te encanta. Ese día me fui a casa.
Recuerdo nuestro segundo año, tú desertaste del curso vespertino y te alistaste con los de la mañana, pero aún así coincidimos en alguna y en horas en las que los pocos que quedábamos nos reuníamos para comer. Ese oloroso de sobremesa, ¿no lo recuerdas?
Luego, al pillar más confianza nos reuníamos incluso de madrugada, para hacer cola en la puerta de la facultad en época de matrícula. De nuevo el vinito, hacía frío y eso nos animó. Jajaja, juntos en el mostrador “Somos hermanos pero con distinto apellido”- ehhh??
De las matrículas tenemos muchas anécdotas, ese vinito inauguró la tradición. A partir de ese momento estas pesadas matrículas, esas largas esperas, se volvían simples quedadas con los amiguetes (Rorri, Tú, yo, Desi, Ana,… Hasta los cabezones. Y es que cualquiera es válido para ser modelo del Más)
Ahora, una cosa te digo, entre el vinito, el tequila y los pececillos salados, me quedo con estos últimos, aunque después estuviéramos empalagados el resto del día.
La suerte de haber congeniado contigo la descubrí durante el tercer año de carrera. Si, estábamos más unidos, nos sentábamos juntos en ese aula XVI “Gestión del patrimonio cultural” y luego una sesión de “Patrimonio artístico andaluz y turismo”. Fue en una de esas clases cuando, sin ningún reparo, aun estando sentados en primera fila, empezamos a hablar de lo que nos aturdía. Coincidimos en la convivencia con alguno de los compañeros de piso. Tú con los tuyos y Sara y yo con el regalito que nos tocó. Fue ahí cuando nos armamos de coraje y emprendimos la búsqueda de un nuevo hogar para ti, para Sarita y para mí.
Fue en un Abril soleado cuando inauguramos la nueva vivienda, ni echamos de menos la tele porque nos teníamos a nosotros para pasar el rato. L a música, las cadenetas para decorar el salón y las supersesiones de triunfitos que tanto te gustan amenizaban las noches. A partir de entonces íbamos juntos a clase, casi siempre tenía que esperarte, pero merecía la pena nada más por las risas que echábamos por el camino.
Si nos ponemos a recordar, recuerdo esa vez que nos apuntamos a un curso de iniciación a Internet, en un ciber de la avenida. Nos sentamos juntos y juntos saltamos al ver el bicho ese tan raro que trepaba por la pared. No volvimos más.
Ese año lo acabamos muy bien, el triunfamos con museología, pero eso era normal, nene, el que vale vale y muchas visitas hicimos por todas las galerías de Sevilla. Esas memorias quedaron geniales. No tanto como el fatídico examen de Arte romano en el mediterráneo, con nuestra entrañable Carmina. Jaja, revisión nula, dos cuatros como dos castillos y del coraje… “de una patá en el c… la mandaba a Leptis Magna” y es que no se puede sacralizar al Augusto de prima porta…
Al año siguiente repetimos, la misma casa la misma compañera. Sara se ausentaba mucho, sus duras sesiones quijotescas y posteriormente sólo Cervantinas obligaban a encerrarse en su habitáculo. Nosotros estudiando Historia de la música, práctica de solfeo, con la banda sonora de fondo del vecino de abajo, bautizado por ambos como “el Fabordón”, el que escucha la niña de los peines a 120 revoluciones y se ponía a cantar a la vez con el coro de albañiles de fondo. Y los niños cantores-gritones del colegio de al lado.
Cuantas veces habrás gritado dónde está Herodes cuando se le necesita, pero eso era en trance, no lo decías en serio.
Ahora me viene a la memoria una muy buena anécdota que tiene mucho que ver con los vecinos del bloque de en frente. No te cortas ni un pelo, pero ya lo decías, esos dos, actores de peli porno o como poco gogós de discoteca. Mientras yo me escondía ruborizada tras las cortinas del salón cuando el descarado se asomaba en calzoncillos, tú sin tapujos te asomabas para hablar con la gachí mientras analizabas cada rincón de su salón… y ese bote de nata montada… dio mucho de qué hablar.
Ese año, entre una cosa y otra (enumerando un sin fin de cosas divertidas y catastróficas, no hay que soslayar la piscina que había en la cocina cada vez que fregábamos, el lío del termo y sus fugas de agua, el atasco del balcón cada vez que llovía y la riada en el salón, la falta de toma de tierra y los calambrazos a la hora de tocar la lavadora aún abriéndola con guantes…. Uy, si me pongo a releer esta casa es una ruina) Lo fue, pero una ruina fantástica, con una casera enrollada de las que poco quedan…
Nos dio pena dejar el pisito, pero estaba en las últimas ya y claro, Sara acababa la carrera y nos quedábamos solos. Al principio pensamos en compartir un mini piso de dos dormitorios, pero nos decantamos por otro que había unos metros más atrás con dos compis de piso de lo mejorcillo. Mis niños Luís y Joselete.
Resulta imposible dejar por escrito tantas y tantas anécdotas, ya te dije que tendríamos que escribir un libro con todas ellas y aún así deberían estar seccionados en tomos. Pero mira por donde, me quedo con las vueltas de la facultad a casa, cuando parábamos en el Plus a comprar cogollos para mantener la línea, y las cajeras se escandalizaban cuando les pronunciabas coggggolllos. O cuando en cada paso de peatones éramos flanqueados por dos marujonas de bandera y nos poníamos en plan guionistas y actores de peli porno. Cómo agudizaban el oído.
En fin, todo eso quedó atrás y lo mejor de todo, es que todavía seguimos unidos, pese a que no nos vemos tanto, siempre hay una llamadita sorpresa o una visita. Sé dónde encontrarte, y tú también a mi.
Nos vemos pronto.
ESCRIBE ALGO

5 Comments:

Blogger Lafriky said...

Escribir has escrito ya era hora ia, que llevabas ya mucho sin deleitarnos.

1:42 p. m.  
Blogger Morisko said...

Y tanto que ha escrito, joer como escribe la niña. Claro así da cosa después ponerse ni a escribir porque con bloggeras como estas da cosita ni publicar nada.
Se nota que son muchas anecdotas y recuerdos de esos años de carrera y que se comparte mucho con un compañero de piso al que se nota que quieres tela.
Creo que os tendriais que poner a escribir ese libro de memorias, seguro que es una vivencia increible volver a juntaros y recordar tantas cosas vividas.
Como dice Carmen un verdadero deleite y un placer leerte.
Escribe mássssssssssss.
Besos

2:04 p. m.  
Blogger Cristi said...

Estais de coña, no? ¿es a mi? Deleite?? bueno hombre, vosotros sí que sabéis animar a la peña. Seguiré dando la lata, aunque carezca de inspiración. Ya vendrán mejores épocas. Un besito pa los dos. Pa el ojazos y pa la rubia.

3:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

me siento celosa
sin mas comentarios
una excompañera de piso

1:39 p. m.  
Blogger Cristi said...

pero si a tí ya te dediqué uno, enteramente a tu persona. Pero bueno, si quieres la 2ªparte, la tendrás.

3:41 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home

pasa el puntero del ratón por encima, le encanta jugar con él