jueves, febrero 16, 2006

ARCO 2006


La gran cola era de esperar, pero merecía la pena. Era la primera vez que iba a ARCO y me daba igual tener que esperar lo que fuera. Ya lo había hecho durante seis años y ni siquiera estaba en Madrid, ahora que estaba a las puertas no iba a perder la paciencia.
Pero cuando las cosas se toman con filosofía siempre se encuentran soluciones fáciles, dejé a Jose a que se diese una vueltecita para “investigar” el colapso y dio con una cola más corta, así que recurriendo a la tecnología telefónica, me avisó de que estaba más arriba y en unos minutos entramos en el pabellón 7.
La primera impresión, pues no me dio tiempo a tenerla, aquello era inmenso y con tantos stands, una no sabe por dónde empezar. Primero fuimos a por folletos, de todo tipo e idiomas, me encanta recoger información y anotar todo cuanto considere interesante.
En una visión generalizada, cada stand estaba regentado por el responsable de una galería de arte. Este año había una gran cantidad de países que participaban en la muestra, siendo el país de honor Austria.
Estas galerías asombraban por la diversidad de obras que exhibían, a veces aglutinando una misma disciplina, una misma época o incluso haciendo un tutti fruti de muchas épocas y estilos.
También el montaje de cada galería resultaba interesante. Se encontraban verdaderas salas de museo, con una iluminación que ya muchas salas de exposiciones querrían para sus instalaciones. Se creaba cierto clímax, una individualización en la que olvidabas lo de fuera para sumergirte en el ambiente en el que habías decidido ingresar.
Obras dispares; pintura, escultura, performances, ideas locas expuestas con originalidad. Mezcolanza entre los reconocidos Dalí, Picasso, Millares, Giacometti, Botero, Mariscal, Chagall,…, y jóvenes artistas que estaban dándose a conocer ahora.
Entre las obras que más impresión me causaron y que pude contemplar con mayor detenimiento, puedo citar, no todas, porque si no, no acabaría nunca, pero si alguna de ellas como un coche hecho de cartón, una brocha gigante, una burbuja gigante a modo de carpa chill out, una silla hecha con soldaditos de plástico, un busto de espalda de un hombre de silicona. Etc.
Una de las piezas que más me atrajo, o mejor dicho en su conjunto, fue la serie de esculturas del colombiano Federico Uribe. Se sirvió de materiales cotidianos, bien pinzas de tender la ropa, como imperdibles y piezas de puzzles, para crear fantásticas esculturas de corte clasicista, la cual proponía una gran armonía entre los insignificantes elementos de construcción y la eterna figura clásica de un torso femenino.
Pero como cosas buenas e interesantes, las había menos agradables a la vista, aunque casi igual o incluso más interesantes y atractivas que las anteriores por el misterio que encerraba. Me refiero, en concreto, a una obra refugiada en una caja de cartón, el autor, sinceramente ni siquiera me paré a tomar nota, me descuadró demasiado como para quedarme anotando el nombre. Esa caja de cartón albergaba en su interior una imagen proyectada recreando una escena, la cual desarrollaba una partida de billar, hasta ahora todo normal. Pero había una particularidad, los hoyos lo conformaban los sexos de tres chicas tumbadas con las piernas abiertas, cuyas risas se oían por toda la galería llamando la atención del visitante. La partida se disputaba entre dos chicos en ropa interior. Una bestialidad de imagen, cada pelotazo que recibía una de ellas me causaba hasta dolor a mí, como para no salir corriendo…
Ojalá pudiera plasmar la impresión que me causó cada obra visitada, pero sería imposible, así que investigando un poco he dado con algunas de las obras más significativas:
Ester Partegas “Las cosas más importantes” es una pieza que solapa el curso de la vida diaria con un recordatorio. Su enunciado quiere rescatar producciones de tipo más silenciosas y opacas, producciones del pensamiento y del afecto, que difícilmente encuentran espacio en las corrientes dominantes tan monopolizadas por los media. Lo que más interesa de “las cosas más importantes” es su capacidad de señalar otras direcciones y de valorar lo que visualmente no “capitaliza”.
Esta obra se encuentra en una sala blanca, amplia y con la particularidad de que está vacía. Tan sólo un gigantesco post it al lado derecho de la puerta de ingreso. La frase completa decía lo siguiente “Las cosas más importantes no son cosas”.
Jacobo Castellano: “casa I”, el mismo artista lo define así: El proyecto casa I surge del reencuentro tras diez años con la casa donde pasé parte de mi infancia. La casa fue abandonada por diferentes motivos de forma precipitada y hoy se encuentra en estado casi ruinoso. Una capa de polvo cubre suelo, mobiliario, cuadros y demás objetos. La primera sensación era como si el tiempo se hubiese detenido. Sentí, de alguna manera, la necesidad de trabajar con la idea de recuperar la memoria, no eran las paredes las que se vinieron abajo era metafóricamente parte de la infancia de uno la que estaba siendo borrada. Realicé una serie de fotografías y una selección de objetos con los que realizo esta escultura. Un inestable y frágil entramado de barras de acero sustenta los objetos, fotos y ventanas arrancadas. En ella se aborda el tema de la memoria, la enfermedad, las relaciones familiares y su fragilidad siempre desde una óptica autobiográfica.
Alicia Martín: Se puede hablar de lo “subjetivo” como proceso psíquico, cronológico y lógico por el cual un sujeto se convierte en tal desde los primeros años de su vida. El proceso biográfico “sujeto” a la propia existencia. La intención del proyecto “240º bajo tierra” es situar en el espacio una presión subterránea, ejercida desde el interior. “Sub- jetar”, lo que mantiene al sujeto por debajo del mismo, sometido, controlado, retenido. Esta acumulación abre una grieta en la superficie, emergen los datos archivados, toda la información que, incapaces de retener, se guarda con la tranquilidad del que no se olvida, se almacena, se clasifica, se protege, se restaura, se mantiene por los siglos de los siglos…

(Citas encontradas en El Cultural)

Lo bueno que tiene todo esto es que para el año que viene hay más, y esta vez estrenando nueva directora (Lourdes Fernández) y un nuevo país invitado (Corea).
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5 Comments:

Blogger Morisko said...

Se lo que me he perdido y te lo comenté, me gustaría haber visto todas tus expresiones sobre las obras que vistes y lo que captabas de cada una de ellas. Pero... Bueno espero que retomemos el tema de ARCO y seguir percibiendo tus sensaciones sobre cada obra.
Un beso y no se hace largo tranquila

1:01 p. m.  
Blogger Cristi said...

Bueno, intentaba resumirlo lo máximo posible, pero no pude más, se perdería todo si quedara más corto. No he reflejado ni la décima parte de lo que encontré, pero como he escrito antes ahí, hay más ARCO afortunadamente.
Cuando quiera seguimos. Besos.

1:07 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se ve que el arte te arrastra, para mi es muy interesante leer tus impresiones, se adivina por tus expresiones que lo vives con intensidad. No suelo atender muchas de las exposiciones de arte moderno, tampoco me disgusta, pero verlo a través de tus ojos hace que uno lo comprenda un poco y todo lo que se comprende, se quiere, no me importaría seguir leyendo impresiones tuyas sobre Arco.
Un saludo

11:53 p. m.  
Blogger Cristi said...

Me alegra que te interese, trato de ser crítica, pero ya ves, que hasta "lo malo" me sorprende,o es que le busco los tres pies al gato y me empiezan a brotar de la mente posibles significados, aunque claro, todo es tan subjetivo...
En fin, que me estáis animando demasiado a seguir con esos temas que tanto me fascinan, a eso le llamo yo deformación profesional. Trataré no ser muy pedante. Un saludito.

3:38 p. m.  
Blogger Lafriky said...

Hombre si no te fascinan a ti,... ja ja hija es tu vocacion y lo que has estudiado, anda que,...ya te vale como te infravaloras.

4:11 p. m.  

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