sábado, marzo 10, 2007

Tras su llegada a la capital europea Superelenovich, una de nuestras insignes protagonistas, llegó muy puesta en todo lo referente al negocio multimillonario. Regresó pues con las pilas cargadas y una brillante carrera por delante, la cual, pese a los innumerables sufrimientos de antaño, le aseguraría una reincidencia en alguno de esos asientos en el Serjil.
Su hermana se encargaría de impedirlo. No por no acompañarla iba a dejar de asistir, sino por proponerle cosas más atractivas que hacer ese verano que ya se les echaba encima.
Su reto: ser millonaria
Su fin: independizarse, hacerse un peeling, una liposucción, un nuevo fondo de armario... ¡Ahhh! Sin olvidarnos de la limpieza de cutis. Sí, señoras y señores, esa limpieza de cutis era lo primero que deseaba más que nada. Incluso más que volver a ver a su propio marido.
Superelenovich solía bajar a la playa con su fantástica hermana Cristichiv. Mujer inteligente y con don de gente. En resumidas palabras, muy buena gente.
Un caluroso día de Julio, cuando el sol requemaba sus negros cabellos... tanto tanto.... Superelenovich empezó a hablar.
-Cristivich, ¿y si montaramos una empresa?
-A lá... ya decia yo que tanto humo no era normal; ¿una empresa de qué?-respondió su flamante hermana.
-No sé... una empresa.
Pasaron varios días tras aquella pequeña conversación y sin que ninguna de las dos hermanas mencionara el tema en cuestión.
Pero en el instante en el que Superelenovich descubrió un pelo negro y duro en su invisible bigote...
-¡Intolerable! Necesito dinero para hacerme una depilación por láser- Exclamó malhumorada mientras corría de un lado a otro como una mosca encerrada en un vaso boca abajo.
Ese motivo le impulsó a hojear la lista de contactos, o posibles candidatos a formar parte de un negocio fructífero, pero no se sentía convencida del todo. Prefería consultar a su hermana.
-Si alguien ha de entrar en el mundo capitalista, ha de ser ella- pensaba-. (Claro que Superelenovich sabía que Cristivich sería la única que nunca le daría la espalda. Lazos de
sangre las unían)
-Ring, ring...
-¿Si? ¿ quién es?
-Cristivich, soy yo, tu hermana- Contestó Superelenovich- Sólo dime que sí, de este modo no me desanimas- Continuó sin dejar hablar a su hermana.
-Pues venga, sí- Afirmó sin vacilar Cristivich-
-Pero hija, espera a que te formule la pregunta ¿no?- Refunfuñó algo malhumorada
-¿Para qué? Si ya sé de qué se trata.
-¿Cómo lo sabes?
-Pues como para no darse cuenta... sabía que tarde o temprano descubrirías ese pelillo negro que se asoma tímido y curioso justo debajo de tu nariz. Superelenovich, si te soy franca... eso la andina no lo tiñe. Te lo digo yo.
-¿Cómo?
-Lo que oyes, sabía que te tocaba ya ese autorreconocimiento intensivo ante el espejo de aumento. Tarde o temprano te darías cuenta. Y ahora te noto tensa, eso significa que ya lo has visto.
-¡Cáspitas Cristivich!, me sorprendes- Exclamó asombrada
-Bueno, eso se debe a...¿recuerdas aquel viaje a París? Ese que hice para realizar un curso de FPO. Pues se trataba de un curso de historia biográfica sobre Nostradamus. Como complemento de perfeccionamiento vendían cargas de intuición y me chuté un par.
- Madre mía... ¿entonces?
-Entonces tienes que quedar advertida de que sabré algunas cosas sobre ti, quieras o no quieras contarme. Ahora te digo, si deseas que nos embarquemos en el temita ese de la empresa hagámoslo.
Tras decir todo eso Cristivich colgó el teléfono sin dar a su hermana la opción de contestar. (Sus motivos tendría)
Durante un tiempecito, ambas por separado dedicaron las horas en pensar qué producto podrían ofrecer al mercado que fuese a la vez de rentable un boom. No estaban dispuestas a tomar decisiones a la carrera.
Al fin, tras tres días sin dar señales de vida la una a la otra, ambas hermanas se reunieron. Habían quedado en una cafetería en un lugar céntrico de la ciudad. La primera en aparecer fue Superelenovich... pero más que por la puntualidad fueron las ganas de zamparse un bollo lo que le movió a acudir un poco antes de la hora acordada previamente por vía telefónica. Superelenovich iba ataviada al más puro estilo empresarial, clásica pero a su vez sofisticada. Un pantalón gris de tela algo acampanado por abajo y una decente blusa blanca de angulosas solapas abotonada desde el comienzo del canalillo (o proyecto de canalillo)
Pelo recogido con un moño y gafas retro, muy a propósito del atuendo.
A modo de complemento, una también sofisticada cartera de piel de melocotón y portafolios de vaquita.
Superelenovich se sentó en una de las mesas de la terracita, quería aprovechar el sol de la media mañana y nada mejor que hacerlo acompañada de un delicioso y antojadizo desayuno.
Un camarero un tanto interesado se le acerca con una libreta- ¿Qué desea tomar la señorita?- le pregunta con cortesía-
-Un suzo de chocolate y un café con leche- Respondió ella sin separar la vista de la carta.
Justo al retirarse el camarero vio cómo su hermana se acercaba, con esos andares tan tan... inconfundiblemente era Cristivich.
-Niña, noto algo raro en tu caminar- le comentó sin levantarse del asiento y con las manos aún sosteniendo la carta.
-No hija mía, es que me duelen mis delicados pies con las dichosas sandalias. Si no mira qué bulto me ha salido- Contesta algo fatigada al mismo tiempo en el que se descalza.
-¡Madre mía, Cristivich! ¿Qué tienes ahí?- Exclamó asombrada clavando la mirada en esa espantosa protuberancia.
-Es como una tienda de campaña.
-Y ¿te duele?
-No, ando así por gusto. Es que la sesión de masoquismo a la que asistí el mes pasado aprendí a pillarle el gustillo a estos dolores fortuitos.- Contestó con cierto tono irónico.
-Bueno, no te cabrees, siéntate y pídete algo, te invito.
-Ains..., resulta que... mejor no me pido nada. Ya me he puesto a dieta.
-¿A dieta? ¿Y por qué no me has avisado?, anda Cristivich, empecémosla mañana, ¿sí?, es que ya me he pedido un dulce.
-Paso, empiézala tú mañana, yo ya me he mentalizado.... y... ¿Qué te has pedido?
-Un suzo de chocolate.... que viene por ahí. (Instante en el que el camarero se acercaba con el pedido).
-¿Desea tomar algo señorita?- le preguntó a Cristinovich sin quitar de vista aquel impresionante bulto que distorsionaba su hermoso y delicado pie-
-Sólo un vaso de agua, gracias- Le contestó con educación
-¿Qué dieta es?
-La dieta del cogollo
-Ahmm... ufff... paso, no me gustan los cogollos.
-Bueno, al lío- Interrumpió algo nerviosa la menor de las hermanas- ¿has pensado en algo? ¿te hiciste la lista?
-¿Eh? ¿qué si me hice la lista?, tía, ¿qué te pasa conmigo?
-Anda ya carajota, te pregunto si has traído el listado de posibles productos para lanzar al mercado- respondió suspirando y con gesto de desesperación.
-Cristivich, no me agredas verbalmente, eso es delito leve.
-Pues espabila.
No era extraño verlas discutir, en el fondo lo hacían porque se querían, todo por escucharse. Amor fraternal basado en el afán de superación constante de la una sobre la otra.
-A mi no se me ha ocurrido nada, andaba un tanto deprimida por el tema del pelo. Es horrible- Dijo Superelenovich con la boca llena.
-A mi tampoco, así que vamos a pensar.
-Espera que me coma esto.
No pasó ni un minuto y Superelenovich ya se había zampado el suzo...
-Ahora sí.
Y empezaron a pensar en silencio hasta que Cristivich rompió el silencio.
-La gente bebe- meditó en voz alta mientras contemplaba a su hermana pegar sorbos al café.
-Ya te digo,
-Y beben en latas, a veces.
-Sí.
-Las latas son formadas por recipiente y anilla, ¿no?
-Sí.... guauuuu, esas anillas niña, esas anillas.... producción de anillas.
-No andamos desencaminadas... anillas de fácil uso.
-Me entusiasma la idea... además de una funcionalidad adecuada, podemos dotarlas de cierta estética.
Ya veían el producto en el mercado, soñaron y se evadieron por un instante... ambas habían encontrado el inicio de su emprendedora empresa y por ello, en aquella terraza atestada de gente desayunando, se aplaudieron hasta no sentir las palmas de sus manos.

-----------------------

Unos años después, tras una emprendedora carrera como empresarias de alto standing, todo el mundo había sigo testigo de un cambio, para bien, de la forma de beber del siglo XXI. Había latas de refrescos que se subastaban a partir de una alta puja. Y todo por su apariencia. Anillas de terciopelo, de diamantes, de ágatas, lapislázuli... una gran gama para todos los gustos.
Enseguida se hicieron famosas codeándose con importantes diseñadores, artistas, deportistas y empresarios del mundo de la bebida. Tal fue dicho éxito que tuvieron que cambiar de dirección y plantearse llevar una vida cuya intimidad era limitada por los necesitados y, a veces deseados, guardaespaldas.
Superelenovich al fin pudo realizar todos esos sueños, incluida depilación por láser. Aquel pelo negro lo había guardado y enmarcado para rendirle un pequeño homenaje. Ese bello vello había sido el origen de tan emprendedora idea.
Cristinovich, por su parte, seguía casi igual que entonces, aunque cambió un poco su forma de vestir por exigencias de la fama. Sacrificó parte de su tiempo en ir de tiendas, era la cosa que menos le gustaba, pero poco a poco le pilló el gustillo llegando a ser una de las consumidoras natas más gastosas del terreno social VIP.

Nunca tuvieron descendencia.
ESCRIBE ALGO

4 Comments:

Blogger Lafriky said...

Ja,ja muy buena la historia me he hartado de reir.

9:19 p. m.  
Blogger Cristi said...

Pues como de de por imaginar la 2º parte... uff, chungo. No ta la cosa como pa imaginar personajes del futuro. Niñaaaaa que nus vemus pronto. A ver si te dejas caer por Onuva

10:21 p. m.  
Blogger chusbg said...

Oye Cristi le puedes decir a las hermanas que aquí tienen material para hacer una empresa con la comercialización de estos inventos se puede uno forrar, es broma mujer
http://airnoja.blogspot.com/2007/03/inventos.html

Un saludo

3:30 p. m.  
Blogger Cristi said...

Jajaja, es un cuento na más. No me veo de empresaria... sería mu mala. Mala, mala, mala.
Un saludo, espero entrar más en tu página, pero es que los cibers no me dan pa mucho. No money no time.
Un abrazo

11:29 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home

pasa el puntero del ratón por encima, le encanta jugar con él