domingo, septiembre 18, 2005

Exposición de Sophía Vari


Ayer sábado fui a Sevilla para contemplar una excelente exposición que mostraba las obras de la colección de esculturas y pinturas creadas por una artista que hasta entonces no conocía. Se trata de Sophía Vari, mujer que nada tiene que envidiar a su marido, el archiconocidísimo Fernando Botero, en cuanto a artisticidad se refiere.
Sophía, griega de nacimiento pero parisina de formación, sigue la estela del clasicismo de Rubens, aunque despojándose un tanto de la figuración para involucrarse de lleno en la ilimitación formal que la lleva al terreno cubista.
No obstante su incursión en la pintura le hace zambullirse en las aguas de la disciplina escultórica con el fin de encontrar variadas perspectivas en una sola figura.
La exhibición se desarrolla en la sala de exposiciones del convento sevillano de Santa Inés. Un lugar adaptado para eventos de este tipo a través de muros de pladur, los cuales se someten al itinerario marcado por la colocación de tales obras.
En la planta baja, según se accede, se muestra toda la obra escultórica perfectamente ordenada, a mi parecer, según el gusto de la propia artista. Cada escultura se eleva sobre peanas a una altura adaptada al punto de vista que precisa la visión de cada elemento.
Estas esculturas, asombrosos monumentos de bronce policromado, participan en una estética puramente cubista. Donde el movimiento juega papel importante remitiéndonos a esos contornos movidos del gran maestro Rubens, tan admirado por la artista.
Estos cuerpos escultóricos son aparentemente similares en cuanto al uso de las formas geométricas simples, donde los cuerpos trapezoidales y semicirculares se confunden otorgando primacía a las leyes de lo antagónico (curvas/rectas, planitud/volumen, bicromía). Todo un caos escultórico que al ser visualizado en un todo se convierte en equilibrio puro. Es en este sentido donde el uso del color ofrece un importante apoyo visual fundamental para guardar armonía en la figura.
En la planta superior, a la cual se accede a través de escaleras, se reparte el conjunto pictórico de Sophía Vari. Son cuadros de gran formato en su mayoría, de los cuales hay que destacar el uso de la acuarela sobre tela. Utiliza de nuevo la geometría mediante superposición de formas trapezoidales que dan la sensación de trozos arrancados de cartulinas y pegados unos sobre otros. Este recurso origina una visión de profundidad y de perspectiva, ayudado por el sombreado de cada silueta. Son obras carente de luz que hace que los colores se apaguen dando una sensación de monotonía cromática. Sobre todo en las primeras telas, en las cuales recurre al uso de tonos pálidos.
Dichas pinturas provocan en el espectador la sensación de no ser concluidas, ya que podemos ver parte de la trama de la tela y los trazos iniciales abocetados. Además aparecen contornos titubeantes que dan la impresión de ser arrancados y pegados.
Es por ello por lo que comienza un juego con el público, quizás para poder acercarle a cada cuadro individualmente y así , de este modo, eliminar toda esa visión general de la que tanto se suele abusar. En resumidas cuentas, pretende que cada cuadro tome protagonismo por sí solo.
Emplea siempre el blanco como punto de referencia para reordenar la mirada y preperarnos de nuevo a una nueva incursión hacia las formas ilimitadas expresadas en cada pintura.
Pese a ser siempre conformadas por trapecios irregulares, todas contienen un elemento curvo, semicircular. Es como un empleo metafórico de la geometría, entre tanta figuración lineal aparece casi imperceptiblemente un elemento curvo, un atisbo de esperanza en un mundo caótico, el sol entre las nubes amenazantes de una fuerte tormenta.
La mirada parece inducida a seguir los contornos, a dibujar las siluetas de cada elemento.
En sus obras más recientes la violencia colorista comienza a despuntar. Se atreve con el uso de tonos puros, verdes, rojos, naranjas, azules. Aún así guardando la misma estética.
En resumen, puedo decir que esta exposición es un claro ejemplo de que el arte sigue siendo un instrumento imprescindible para profundizar en el conocimiento de todas las formas encontradas en la naturaleza. No todo está inventado, todo es ilimitado.
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